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El tabaquismo - Daños de una drogadicción.


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El tabaco | Una adicción: El tabaquismo
Efectos del humo de tabaco sobre el organismo humano
Daños a la salud derivados de fumar | Daños personales derivados de fumar | Conclusiones



Según el Dr. Helmut Kasdorf, del Ministerio de Salud Pública del Uruguay, en este país mueren 5.400 personas cada año, a causa del tabaquismo. Son tantas personas como si cada mes cayeran 3 aviones con 150 pasajeros cada uno; o como si todos los años fueran destruídas aquí las Torres Gemelas de Nueva York.

El tabaco.

El tabaco es una planta originaria de la isla de Cuba, que fue descubierta con motivo de la llegada de Cristóbal Colón al continente americano. Dos marinos de Colón notaron que uno de los jefes indígenas siempre chupaba una hoja de planta arrollada, que tenía dentro unas hierbas, a la que encendía con una brasa por el otro extremo; y que al parecer le producía un estado como de embriaguez.

En realidad, es una planta que abunda en los países tropicales americanos; que alcanza una altura de unos dos metros, y cuyas hojas son planas, bastante grandes, y de textura pegajosa. En estado natural, tiene un olor desagradable, que principalmente proviene de sus flores, que son de color rojizo y tienen forma de embudo. Para utilizarlo en la fabricación de cigarros, se emplean sus hojas, previamente secadas y fermentadas; que ya sea se cortan en forma de fibras, como se utilizan para envolver los llamados cigarros de hoja, o habanos (por referencia al nombre de la capital de Cuba).

Habiendo un fraile francés de apellido Thevet, llevado a Francia algunas semillas de esa planta, fue difundida en ese país hacia 1560, por un diplomático llamado Jean Nicot; lo que derivó en que se denomine “nicotina” a la sustancia alcaloide que produce sus principales efectos. Al principio, se atribuyeron al tabaco virtudes medicinales, por lo que su cultivo alcanzó un importante desarrollo tanto en Francia como en España.

Posteriormente, el tabaco fue difundido en Inglaterra y en los EE.UU., lo que se atribuye a Sir Walter Raleigh. De todos modos, ya en el territorio norteamericano, era costumbre de los indígenas fumarlo; siendo una ceremonia característica de ellos, cuando ponían fin a sus combates, fumar la llamada “pipa de la paz”, que consistía en un recipiente donde se quemaba el tabaco sorbiendo el humo varias personas conjuntamente, a través de sendos tubos.

El uso del tabaco, y la práctica de fumarlo, despertó importantes resistencias en la Europa del siglo XVII. El Rey de Inglaterra Jacobo I fustigó duramente esa costumbre; que también dio lugar a que hacia 1620 el Sultán de Turquía (que en esa época comprendía la zona balcánica de Europa) dispusiera su prohibición con imposición de graves castigos a quienes la infringieran.

Actualmente, la industria tabacalera, que tuvo un enorme auge y fue una de las más poderosas economicamente, se encuentra desde hace años enfrentada a una gran oposición, debido a la constatación de los efectos gravemente perniciosos del hábito de fumar. En casi todas las naciones civilizadas se han aprobado leyes y reglamentaciones que restringen los lugares en que se permite fumar, a causa de la influencia que el humo del fumador tiene sobre quienes lo aspiran, aunque no lo fumen. En otros lugares cerrados, se impone separar los sitios en que los fumadores son admitidos, reservando áreas a los no fumadores, que cada vez son las de mayor extensión.

Las empresas tabacaleras han tratado de disminuir el peso de esa oposición, introduciendo cigarrillos que tienen colocados filtros y procurando producir tabacos con menores concentraciones de nicotina; pero ni los filtros son suficientemente eficaces ni la nicotina - siendo el peor - es el único de los componentes nocivos del humo de tabaco.

Lamentablemente, la publicidad de las marcas de cigarrillos, que tiende a presentar la acción de fumar como expresión de sociabilidad y diversión - al igual que la publicidad igualmente nociva de las bebidas alcohólicas, especialmente la cerveza - tratan de captar a los jóvenes; lo cual es más inapropiado, no solamente porque así los efectos nocivos de esos vicios afectan a los individuos en edad más temprana, sino porque en ello está implícito que si adquieren el vicio, la dependencia que el tabaco - y el alcohol - producen, los convertirá en consumidores habituales.

Si esto es triste y lamentable respecto de los jóvenes varones, mucho más lo es respecto de las mujeres; a las que se procuró - en forma lamentablemente exitosa - incorporarlas a ese vicio, para aumentar el mercado potencialmente consumidor de los cigarrillos.

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El tabaquismo.

El tabaquismo es el hábito de fumar tabaco, principalmente bajo forma de cigarrillos, pero también en pipa.

Es una práctica viciosa, y en definitiva es una drogadicción, porque uno de los componentes del humo de tabaco es la nicotina, que es una sustancia de las llamadas alcaloides, que además de dañar la salud produce dependencia fisiológica y psíquica, por lo cual el fumador cada vez fuma más y con mayor frecuencia, siéndole cada vez más dificil abandonar el vicio.

La inhalación dentro del sistema respiratorio, del humo producido por la combustión del tabaco, no solamente para el que fuma directamente sino también para los que respiran en un ambiente donde otra persona fuma - el llamado fumador pasivo - tiene consecuencias sumamente perniciosas para la salud.

En el humo del tabaco están presentes más de 4.000 sustancias, muchas de las cuales son dañinas para el hombre. Las principales son la nicotina; y los alquitranes que resultan de la combustión incompleta de la celulosa y otros componentes del tabaco o de los aditivos y adulterantes que a veces se incorporan en los cigarrillos, incluyendo el papel de su envoltura. Los filtros incorporados a los cigarrillos solamente disminuyen en una parte esos efectos, pero es bueno romperlos y examinarlos en su interior luego de fumado un cigarrillo, para hacerse una idea del resultado de fumar.

El primer efecto nocivo que causa el hubo del tabaco es la irritación de las mucosas de la boca, vías respiratorias superiores, y vías digestivas superiores. Las sustancias componentes del humo se disuelven en la saliva y en la humedad de las mucosas de la laringe, bronquios y esófago, alterando su índice de acidez. Eso produce una permanente irritación, sequedad, incrementa por lo tanto las secreciones en forma excesiva, disminuye las defensas naturales del organismo contra los ataques de gérmenes infecciosos y facilita la adquisición de enfermedades de tipo bacteriano o virósico.

Otras sustancias causan daño por su sólo contacto con los labios, la boca y los dedos; produciendo irritaciones, manchas, y hasta ulceraciones. La piel del rostro adquiere un color oscuro, ceniza, los dientes y los dedos quedan amarillentos.

Por lo mismo, fumar es igualmente dañoso para aquellos que se ufanan de que “no tragan el humo”.

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El ingreso del humo de tabaco a los pulmones, tiene efectos realmente catastróficos.

Como primer resultado, en el mismo volumen del gas que infla el pulmón al inspirar, la cantidad de oxígeno que está presente es mucho menor; lo cual tiene la consecuencia inmediata de disminuir la oxigenación de la sangre.

Muchas personas, al fumar en las primeras veces, sufren mareos y ataques bruscos de tos; lo cual es debido a que les falta oxígeno en la sangre y por consecuencia en el cerebro, y a que el organismo reacciona con los reflejos que producen la tos, para expulsar las sustancias perjudiciales que han ingresado a los pulmones.

    E S T E     E S     E L     R E S U L T A D O     D E     F U M A R  

Imagen quirúrgica de los pulmones
de una persona no fumadora.
Pulmón normal

Imagen quirúrgica de los pulmones
de una persona fumadora.
Pulmón de fumador>

Ilustraciones reproducidas con fines de educación sanitaria

El hábito de fumar altera la función respiratoria y de oxigenación de la sangre. El organismo trata de adaptarse hasta donde le es posible, pero el resultado siempre es una disminución del aporte de oxígeno indispensable para el mantenimiento normal de todas las funciones del cuerpo.

El fumador se agita y pierde el resuello ante los esfuerzos. Necesariamente disminuye mucho su capacidad de resistencia física para los deportes, el trabajo o cualquier otra actividad que requiera esfuerzos sostenidos con aumento del aporte de oxígeno a sus tejidos musculares.

Naturalmente, la inferior oxigenación de los tejidos cerebrales disminuye su capacidad intelectual para aprender y razonar. La función de atención se ve igualmente disminuida, y eso no solamente le acarrea problemas en su vida propia; sino que produce una tendencia a no prestar debido cuidado en muchas actividades, como operar máquinas, lo que facilita la producción de accidentes de trabajo, o de tránsito. Se ve afectada la actividad del sistema nervioso, por lo que es frecuente apreciar que el fumador muestra una tendencia a tener temblores en sus manos; y por lo tanto una disminución de la motricidad fina, indispensable para muchas actividades que requieren precisión y control de los movimientos de las manos y los dedos.

La ingesta sostenida de la nicotina, unida a los efectos irritativos del humo del tabaco y la incidencia nociva de otros componentes como los alquitranes, facilita la aparición de enfermedades derivadas de la irritación de las mucosas los tejidos, del empobrecimiento de la oxigenación; así como, produce importante disminución de la capacidad del organismo para generar defensas naturales contra las infecciones.

El aumento de la actividad de regeneración y reproducción celular que es causado por la acción de las sustancias que ingresan al organismo por el hábito de fumar, puede conducir al surgimiento de mutaciones celulares y aún genéticas.

Está demostrado que uno de los factores que originan la aparición del cáncer, es la reiterada irritación de las células y los tejidos; que obligan a un proceso permanente de regeneración celular que es susceptible de descontrolarse convertirse en tumores cancerosos.

Fumar no es solamente “peligroso” para la salud,

como dicen los anuncios de cigarrilos en caracteres cuidadosamente pequeños. Al contrario, fumar es abiertamente dañino para la salud, al punto de que según la Organización Mundial de la Salud, cada día mueren en el mundo 11.000 personas a causa del hábito de fumar, en tanto que 500 millones de los que siguen vivos vivirán 20 años menos de lo que podrían, por fumar.

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Entre los efectos sanitarios dañosos de fumar, cabe mencionar:

  • Surgimiento de enfermedades respiratorias, como la bronquitis, ataques de asma, repetición de gripes de lenta recuperación.

  • Surgimiento de enfermedades del aparato digestivo, como úlceras estomacales, afinamiento del esófago por acidez estomacal, gastritis y otras.

  • Enfermedades cardio-vasculares, producto de la hipertensión, incremento del colesterol, repercusiones del stress, envejecimiento anticipado de las células, y aumento de los llamados “radicales libres” (átomos con electrones faltantes) en la sangre, que facilitan accidentes vasculares y enfermedades del corazón.

  • Agravamiento de la tendencia a la diabetes y de las dificultades para controlarla.

  • Gran aumento del riesgo de cáncer. El alquitrán, así como centenares de otras sustancias que han sido catalogadas como contenidas en el humo de tabaco, son de gran potencial cancerígeno, por lo cual el hábito de fumar es responsable por la mayor parte de los cánceres de pulmón, boca, laringe, esófago, estómago, próstata, vejiga, colon y otros órganos. No debe olvidarse que, a menudo, un primer cáncer - sobre todo de pulmón - permanece oculto, pero disemina por la sangre células que lo reproducen en muchas otras partes del cuerpo, lo que se llama la metástasis, situación en que es inútil todo esfuerzo por salvar al paciente.

  • Mayores riesgos, y mayor dificultad para recuperarse, en caso de tener intervenciones quirúrgicas.

  • Alteración de las actividades reproductivas, como posibilidad de alteraciones genéticas. En el hombre, el tabaquismo causa tendencia a impotencia sexual, principalmente en asociación a otros factores de riesgos, como stress, hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares.

    En la mujer, produce mayores riesgos de abortos y menor peso del recién nacido, por la incidencia de las sustancias incorporadas a través de la sangre materna y el menor aporte de oxígeno durante la gestación. Los recién nacidos ya pueden tener dependencia de la nicotina, y presentar los llamados síntomas de carencia.

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El vicio de fumar tiene, además, importantes efectos negativos sobre la vida de las personas, en los aspectos psíquico, laboral y social.

  • La dependencia física y psíquica de una sustancia, que no siempre se tiene disponible, se ve agravada por la creciente extensión de las prohibiciones de fumar en lugares públicos, en los medios de transporte, salas de espectáculos, y lugares de trabajo.

  • Eso genera creciente tensión que facilita la producción de accidentes.

  • El uso de cigarrillos, asimismo, es una de las principales causas de incendios, porque el fumador pierde atención hacia el hecho de que el cigarrillo contiene fuego, y frecuentemente lo arroja en cualquier lugar sin preocuparse de apagarlo.

  • El hábito de fumar genera dificultades de convivencia con otras personas que no fuman y no están dispuestas a ser fumadores pasivos.

  • En la familia, el fumador no solamente se daña a sí mismo, sino que somete a sus seres queridos y a sus hijos al mismo vicio sus efectos dañosos, como fumadores pasivos.

  • Las madres fumadoras que crían niños lactantes, los dañan doblemente, porque les hacen inhalar el humo y además les transmiten sustancias nocivas en la leche materna.

Cada vez es más generalizada la apreciación de los inconvenientes de fumar, lo cual genera creciente rechazo social hacia las personas fumadoras. Tener el hábito de fumar puede producir una justificada discriminación que lleve a no conseguir empleos, no ser aceptado en grupos de amigos, y dificultar la vida amorosa.

  • El fumador es en realidad una persona que evidencia falta de carácter para no dejarse dominar por un vicio, falta de voluntad para abandonarlo, descuido higiénico, displicencia con su propia salud y la de quienes viven a su alrededor y a los que debiera proteger y cuidar; y a menudo se muestra como una persona caprichosa, que expresamente declara que no le importa el daño que se causa y causa a otros, que fuma porque se le antoja, etc.

  • El olor del cigarro pronto impregna su aliento, sus ropas, el lugar donde habita el fumador; y llega a hacer desagradable su compañia. Ni siquiera es agradable besar a un fumador, y peor si es una fumadora.

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Fumar es un mal negocio económicamente considerado. A los gastos totalmente inútiles que genera comprar el tabaco, se agregan los causados por la necesidad de utilizar productos desodorantes de su boca y vías respiratorias, y mayores costos de asistencia médica. Muchas compañías de seguros encarecen los precios de sus seguros de vida o accidentes para los fumadores; porque realmente tienen mayores riesgos.

Como ocurre con todos los vicios y drogadicciones, lo más importante es no sentirse inclinado a probar; porque incluso cuando las primeras experiencias resultan desagradables, es frecuente que al principio de vez en cuando y luego con mayor frecuencia, termine adquiriéndose el vicio.

Una de las cosas de las que hay que cuidarse más, es de la presión social; cuando mediante incitaciones de quienes se dicen amigos y a menudo acompañadas de reproches por falta de valentía o de no “masculinidad”, se nos instiga a adquirir el vicio.

Los tontos son los que fuman, beben alcohol y usan drogas.
El más inteligente de todos, es el que nunca ha fumado ni bebido alcohol.
Él vivirá muchos años.



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